12.9.05

La ruta del transgénico

Esta semana la paso en casa de mis padres en Bilbao. Como dice mi abuela cuando algo le gusta mucho: "Me rejuvenece". Mi madre aprende a usar photoshop y embota pimientos. Mi padre mira el deporte en la tele y juega con unas maquetitas de la casa que se quiere hacer en el pueblo. Yo me pongo morada de cosas que ya no como nunca: pescado, carne roja, cuajada y tomates-tomates.

Los tomates-tomates son como los artistas-artistas pero al revés, porque hay muy pocos. Son tomates con a) aspecto de tomate y b) sabor de tomate.

En Barcelona sólo se encuentran en algunos puestos muy muy muy selectos de la Boquería y no siempre. Y desde luego, no para cualquier cliente. Por ejemplo, a mí es posible que no me los vendan nunca por mucho que le haga la pelota al frutero. Igual porque soy de las de "medio calabacín, si us plau" como Amélie. Y porque el que me pilla cerca de casa es el Mercado de la Libertad (que -atención- también se compra y se vende), hot-spot de la Ruta del Transgénico.


Robando cangrejos en la Boquería















Transformada en Mujer-Pinza














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