23.4.07

¿Siempre nos quedará Paris?









Eso dicen los que no conocen el país. Pero los que hemos tratado con la Gran Dama sabemos que el Paris de los románticos se ha ido para no volver nunca.


Estos días me deprime especialmente escuchar a Mme Royal con su tono de profa de escuela militar. Como una Marianne venida de un mundo que ya no existe para hacernos creer que la france puede salir del quilombo fin-de-siècle sin perder nada en el camino. Ni glamour, ni orgullo patrio ni autoridad moral ni capacidad crítica. Viviendo de las rentas de la nouvelle vague y el espejismo de creerse un país diferente del que es. Allez les bleus.


La realidad es que La France es un pais en decadencia y necesita un revulsivo radical. Y como en estos tiempos las actitudes más anti-sistema parecen venir de la derecha más que de la izquierda, pues lo más probable es que antes o despues acabe tomando sus riendas un loco nada moderado, llámese Sarkozy, Le Pen o Berlusconni versión Télérama. Me entristece muchísimo ver los discursos de la "primera mujer con posibilidades reales de llegar a la Presidencia" con su sonrisa profident y esa falta de naturalidad que tienen las mujeres francesas, aunque aspiren al Eliseo. La situación de hoy dista mucho de la escena kafkiana de hace cinco años, cuanto todos votaron con la cabeza gacha a Chirac para evitar que saliera Le Pen. Pero tener que votar a la Royal - y es que menudo nombre- tampoco es para tirar cohetes.


Si yo fuera francesa me haría el harakiri identitario con la bandera a modo de mortaja y la marsellesa en plan himno del juicio final:
Allons enfants de la patrie.
Le jour de gloire est arrivé.
Y hasta qué punto.

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